En los últimos tiempos, ha tomado el relevo una nueva casta política irresponsable, infame sin distinción de ideologías, pegada a la ubre de los aparatos de sus partidos. Gente sin contacto con la vida real, que ni ha trabajado nunca de verdad ni tiene intención de hacerlo en su puta vida. Parásitos de la vida pública, profesionales del camelo y el cuento chino. Los que amos de un tinglado rehecho a su medida, ya nunca irán al paro. Y es cierto, que esa gentuza medra con la complicidad de una sociedad indiferente, acrítica, apoltronada y voluntariamente analfabeta que sólo se acuerda de Santa Bárbara cuando truena, osea, cuando les afecta. Eso es así, y el impulso, la tentación de mandarlo todo a la mierda, ametrallando a mansalva ,resulta lógica y casi inevitable.
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