"Vivimos tiempos convulsos, tiempos de fenómenos novedosos. Nos da la impresión de que estamos entrando en áreas desconocidas de la humanidad. Yo las observo y me sigo quedando perplejo, como por ejemplo las nuevas formas de actuar. Se ha hablado mucho de la censura, en tiempos se hablaba de la censura y, además, hoy en día qué peor cosa que te digan la palabra censor. Se ha quedado como un elemento y como una forma de decir que eres lo peor.
Curiosamente la censura, oficialmente, para la prensa ya no existe, aunque hay otro tipo de censuras, pero no solo para la prensa. Las últimas noticias que vienen de Suecia me han dejado tan impresionado que yo quiero comentarles algo. Creo también que el trasfondo es muy potente y nos influye a todos. La nueva censura es lo políticamente correcto, no sé si está bien o mal, pero cuando extiende sus tentáculos y lo domina todo, el periodista, el cámara, el director de una cadena de televisión, el que hace un periódico, el cantante… cualquiera empieza a tener un miedo cerval a no quedar mal. Y el miedo a no quedar mal te acaba convirtiendo en un títere de no sé qué ideas
Los ataques a mujeres en Colonia por parte de refugiados, como ha determinado la policía alemana, ha reabierto la polémica. No ha habido un gran eco porque parece que hay temas que no se pueden tocar. ¿Y qué ha pasado en Suecia? Que ha llegado la guinda de un pastel que nos está demostrando, creo yo, que vamos por un camino muy malo con esto de lo políticamente correcto. El jefe de la policía sueca afirma que hubo una serie de abusos sexuales en 2014 a mujeres y que no se denunciaron o no se hizo público. Este jefe de policía dijo: “Realmente no sé por qué lo hicimos”. Esto me parece… no sabe qué responder pero sabe lo que pasó, ocultaron la información porque los atacantes eran inmigrantes, eran personas de otras etnias que tenían ya que ver con un movimiento de refugiados. La policía sueca tenía tal miedo a que las corrientes más progresistas le dijeran que no pueden atacar a los refugiados que se callaron la información. Y ahora con lo de Colonia, el jefe de la policía sueca ha tenido que admitir que había unos cientos de abusos a jóvenes por parte de estos individuos que, a mí me da igual de donde sean, pero si resulta que son refugiados hay que contarlo igual. Estamos en un momento en el que es mejor callarse y no decir nada, no vaya yo a quedar mal ¿Qué será mañana lo correcto? Ya nos lo dirán".
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