Ya no hay más que categorías económicas, sin distinciones espirituales, sin diferencias en las costumbres. Ya no hay más que modernos, gentes en los negocios, gentes con beneficio o con salario, que sólo piensan en eso y que no discuten más que de eso. Todos carecen de pasiones, son presa de los vicios correspondientes; se pasean satisfechos por el universo de baratija en que se ha convertido el mundo moderno, donde muy pronto no penetrará ningún brillo espiritual.
lunes, 14 de marzo de 2016
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