viernes, 2 de julio de 2010


Amanecí entre mineros
entre rocas y senderos
entre despliegues del cielo
entre lágrimas doradas,
entre los aires de Asturias
que fluyen de aquellas almas.

Entre los campos irregulares
de altas troneras al cielo
lavé mis ojos de sueño
con aquellos manantiales.

Y absorta quedé ante un mundo
lleno de misterio y amor
por las sencillez de sus gentes
por la alegría de corazón.

Las minas se abren al alba
y el nuevo día llora de emoción
bendiciendo a los mineros
que trabajan con tesón.

Cantan alegres canciones
pasándose el carbón
rugen en frenético acorde
las entrañas y el corazón.

Amanecí entre mineros
entre rocas y senderos,
entre lágrimas del cielo
entre los aires de Asturias
y allí quedé por entero.

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