viernes, 31 de diciembre de 2010

LOS ASTURES (I)


Los astures (asturi en Latín) fueron un antiguo pueblo que habitaba el noroeste de la península ibérica y cuyo territorio comprendía aproximadamente la comunidad autónoma de Asturias, las provincias de León y Zamora, la zona oriental de Lugo y Orense y parte del distrito portugués de Braganza.
Se considera que el origen y formación de esta cultura radica, entre otros aspectos, en la mezcla de una población autóctona, cuyo origen no está muy claro, con grupos de población llegados de la zona centroeuropea. No obstante, el conjunto de etnicidad de este grupo no parece nítido, y la mayoría de investigadores se inclinan a pensar en que la denominación astures sería solamente un convencionalismo empleado por los romanos a su llegada al Noroeste peninsular.

Sociedad-

Según los autores clásicos, la estructura familiar era matrilineal, donde la mujer heredaba y era la propietaria. Estrabón nos cuenta que entre los astures el hombre dotaba a la mujer, las hijas heredaban y eran las que daban esposa a sus hermanos. Hasta no hace mucho estos rasgos, considerados como manifestaciones de matriarcado, se han conservado en territorio astur, como la costumbre de la covada, que consistía en que la mujer daba a luz y seguía con sus labores diarias, mientras que el hombre se quedaba en cama al cuidado del recién nacido.



Vestían con sayos ceñidos, siendo una costumbre general en todas las tribus cantábricas. Para elaborarlos usaban la lana negra de las ovejas xaldas, una raza autóctona. Las mujeres los decoraban con sustancias vegetales de gran colorido. Mientras, el calzado sería semejante a las actuales madreñas. Tenían un gran conocimiento del medio natural, empleando plantas medicinales. Usaban barcas de cuero cosidas donde tan sólo la quilla era de madera, semejantes a las utilizadas por lusitanos, irlandeses, bretones y sajones.

Economía-

Los astures basaban su subsistencia en la ganadería, con menor importancia de la agricultura que practicaban de forma no intensiva. Las tierras sembradas durante la época prerromana eran escasas. De estos sembrados obtenían cebada con la que fabricaban cerveza, así como especies primitivas de trigo (como la escanda) y lino. Debido a la escasez de su producción agrícola y a su fuerte carácter guerrero hacían frecuentes incursiones en tierras de los vacceos, los cuales tenían una agricultura muy desarrollada. Durante gran parte del año usaban el llande como su alimento fundamental, secándolo y triturándolo para hacer con su harina un pan que se conservaba durante mucho tiempo.

Existen evidencias dentro del territorio astur de contactos comerciales con las zonas atlánticas (ya desde antiguo) basadas en la explotación de recursos minerales. Esto favoreció la formación de élites guerreras que controlaban este comercio a gran escala. Sus aldeas eran autosuficientes, abasteciéndose de recursos agropecuarios y elaborando los productos manufacturados que puedieran necesitar.

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