viernes, 6 de noviembre de 2009

LOS DOS AMIGOS Y EL OSO




Dos amigos caminaban tranquilamente por el bosque, cuando de pronto, se les apareció un oso. No tenían armas y sintieron gran temor al ver avanzar a aquel animal tan grande y no precisamente con aire de buenas intenciones.

Uno de ellos, sin pensar más que en su propia salvación y sin decir palabra a su compañero, subió rápidamente a un árbol cercano y se ocultó entre las hojas. El otro, más lento, vio que ya no tenía tiempo de imitar a su amigo. Entonces se tiró al suelo y fingió estar muerto. Se quedó quieto, muy quieto, y sin respirar.

El oso se acercó. Se dice que estos animales huyen de los cuerpos sin vida y el hombre, recordando esto, permaneció sin pestañear mientras la fiera, aproximando el hocico a su cabeza, lo olió una y otra vez. Después, lentamente, se alejó entre los árboles.

Pasado el susto, el primero de los amigos bajó del árbol y fue hacia su compañero, muy preocupado ahora por ver si estaba bien y muy curioso, al mismo tiempo, por saber qué le había dicho el oso cuando lo olfateaba.

Pues me dijo que me cuide de los amigos que me abandonan cuando me amenaza un peligro.

La verdadera amistad se demuestra en los momentos difíciles.

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